Para que un Plan de Autoprotección sea un documento realmente útil, debe incluir, además de las amenazas propias de la actividad, un riguroso análisis de los riesgos externos. La organización de la respuesta frente a fenómenos metereológicos adversos, por ejemplo, es fundamental en eventos que concentren un grande número de público.
Para lograrlo es fundamental profundizar en el conocimiento, no solo de la dinámica de los espectáculos públicos o actividad recreativa, sino también del lugar en el que se desarrolla y de los riesgos a los que se ve sometida la actividad.